Durante décadas, los científicos se han preguntado qué desencadena el Alzheimer y por qué algunas personas con signos cerebrales de la enfermedad nunca desarrollan demencia.
Ahora, un equipo de la Escuela de Medicina de Harvard ha encontrado una posible respuesta: la deficiencia de litio en el cerebro.
El papel natural del litio en el cerebro
El estudio, publicado en la revista Nature, demuestra por primera vez que el litio se produce de forma natural en el cerebro humano. Este mineral no solo protege las neuronas y mantiene su funcionamiento normal, sino que también ayuda a prevenir la neurodegeneración.
Los hallazgos se basan en diez años de investigación, que combinaron experimentos con ratones, análisis de tejido cerebral humano y muestras de sangre de personas con distintos niveles de salud cognitiva.
Los investigadores descubrieron que la pérdida de litio en el cerebro es uno de los primeros cambios que conducen al Alzheimer. En los ratones, una disminución similar aceleró la aparición de placas amiloides, el deterioro de la memoria y otros signos típicos de la enfermedad.
El agotamiento de litio: una señal temprana del Alzheimer
Cómo se descubrió la relación
El profesor Bruce Yankner, del Instituto Blavatnik de Harvard, comenzó a estudiar el litio mientras investigaba la proteína neuroprotectora REST.
Para analizar sus niveles en el cerebro humano, su equipo colaboró con el Rush Memory and Aging Project de Chicago, que cuenta con muestras de tejido cerebral donadas por miles de personas con diferentes grados de salud cognitiva.
Estudiar cerebros en etapas iniciales de Alzheimer fue clave. Como explicó Yankner, observar un cerebro avanzado “es como mirar un campo de batalla después de una guerra”: hay tanto daño que es difícil saber por dónde empezó todo.
Resultados de los análisis
Dirigido por el investigador Liviu Aron, el equipo utilizó espectrometría de masas avanzada para medir unos 30 metales diferentes en el cerebro y la sangre de los participantes.
El resultado fue contundente: el litio fue el único metal que mostraba diferencias claras entre los grupos.
Las personas con cerebros sanos tenían niveles altos de litio, mientras que aquellos con deterioro cognitivo o Alzheimer mostraban niveles muy bajos.
Estos resultados se confirmaron al analizar muestras de distintos bancos cerebrales de todo Estados Unidos. Según Yankner, esto une décadas de observaciones clínicas y ofrece una nueva perspectiva para diagnosticar y prevenir el Alzheimer.
El litio, un “eslabón perdido” en la enfermedad de Alzheimer
Más allá de la beta amiloide y la proteína tau
Hasta ahora, las teorías sobre el Alzheimer se centraban en la acumulación de beta amiloide, los ovillos de tau y la pérdida de proteínas protectoras como REST.
Sin embargo, ninguna de estas explicaciones abarcaba por completo por qué algunas personas desarrollan la enfermedad y otras no, incluso con factores de riesgo similares.
El nuevo estudio sugiere que el litio podría ser el eslabón perdido. Su deficiencia altera funciones básicas del cerebro y podría desencadenar los procesos que llevan a la pérdida de memoria.
Además, estos resultados coinciden con estudios previos que muestran que niveles más altos de litio en el agua potable se asocian con menores tasas de demencia.
Un nutriente esencial para el cerebro
Por primera vez, los científicos confirmaron que el litio existe de forma natural en el cerebro humano, incluso en personas que nunca recibieron tratamiento con litio. Esto permitió definir niveles normales de litio cerebral y demostrar que cumple un papel biológico esencial, comparable al de nutrientes como el hierro o la vitamina C.
“Es la primera vez que se demuestra que el litio tiene un papel natural en el cerebro, sin necesidad de administrarlo como fármaco”, explicó Yankner.

La pérdida de litio y sus efectos en el cerebro
Cambios cerebrales observados en los experimentos
Cuando los ratones recibieron una dieta baja en litio, sus niveles cerebrales cayeron hasta igualarse con los observados en pacientes con Alzheimer. Esto provocó inflamación cerebral, pérdida de conexiones entre neuronas y deterioro cognitivo, síntomas que reflejan el proceso de la enfermedad.
En modelos animales con Alzheimer, la deficiencia de litio aceleró la formación de placas beta amiloides y ovillos neurofibrilares, además de reducir la capacidad del cerebro para eliminar desechos neuronales. También afectó genes relacionados con el riesgo de Alzheimer, incluido el conocido APOE.
Recuperación con orotato de litio
Cuando los científicos repusieron el litio mediante orotato de litio disuelto en el agua, los ratones recuperaron la memoria y la función cerebral, incluso en etapas avanzadas de la enfermedad.
Además, mantener niveles estables de litio desde edades tempranas previno el desarrollo del Alzheimer.
“El litio tiene un efecto amplio sobre las diferentes manifestaciones del Alzheimer. No he visto nada similar en todos mis años de trabajo”, afirmó Yankner.
Una nueva vía prometedora para tratar el Alzheimer
Dosis bajas, gran efecto
Aunque ya existen algunos ensayos clínicos con litio para el Alzheimer, estos utilizaban formas tradicionales como el carbonato de litio, que pueden resultar tóxicas en dosis altas, especialmente en personas mayores.
El equipo de Harvard descubrió que la beta amiloide secuestra el litio convencional, impidiendo que actúe. Para resolverlo, desarrollaron una plataforma de cribado que permitió identificar compuestos capaces de evadir la beta amiloide, destacando el orotato de litio como el más eficaz.
Yankner explicó que el orotato de litio funciona en dosis mil veces menores que las terapéuticas, suficientes para restaurar los niveles naturales de litio cerebral sin causar toxicidad. Los ratones tratados durante casi toda su vida no mostraron efectos adversos.
Hacia una detección temprana y prevención
Si los resultados se confirman en humanos, medir los niveles de litio en sangre podría ayudar a identificar a personas en riesgo de Alzheimer mucho antes de que aparezcan los síntomas. Además, estudiar los niveles de litio en personas mayores que permanecen cognitivamente sanas podría establecer un rango óptimo de protección cerebral.
Yankner es optimista y cree que los resultados son muy prometedores y el orotato de litio o compuestos similares podrían avanzar pronto a ensayos clínicos y cambiar el rumbo del tratamiento del Alzheimer.
“Mi esperanza es que el litio haga algo más profundo que las terapias actuales: no solo frenar el deterioro, sino revertir el daño cognitivo y mejorar la calidad de vida de los pacientes”, concluyó Yankner.













